PSORIASIS
Qué es la Psoriasis
La psoriasis es una enfermedad crónica no contagiosa, que tiene su origen en una mala regulación del sistema inmunológico. Evoluciona en brotes, con períodos de empeoramiento y de mejoría.
La psoriasis afecta al 2,3 % de la población y suele aparecer entre los 15 y los 35 años, aunque también afecta a niños y a personas mayores y a ambos sexos por igual. La enfermedad no es hereditaria, pero hay una predisposición genética a padecerla. Se sabe, además, que algunos estímulos externos, como infecciones, traumatismos, estrés y algunos medicamentos, actúan como factor desencadenante de la enfermedad y de los brotes.
EL SISTEMA INMUNE
La psoriasis comienza en el sistema inmune, que es el que defiende a nuestro organismo de agentes extraños que pueden dañarlo, como los virus, las bacterias, etc. Al detectarlos, nuestro cuerpo genera como respuesta un mecanismo de inflamación temporal con el que pretende eliminarlos. En las personas con psoriasis y artritis psoriásica, una parte del sistema inmunológico está sobreestimulado y, como mecanismo de defensa, recluta células y produce unas sustancias llamadas citocinas que favorecen la inflamación de la piel y las articulaciones.
Normalmente, el proceso de recambio celular de la capa más superficial de la piel (epidermis) es de 30 días, pero en las personas con psoriasis, debido al estímulo producido por las citocinas, dura aproximadamente 4 días. Esta aceleración genera la acumulación de células en la capa córnea y se manifiesta en forma de placas de escamas blanquecinas y descamación exagerada.
La psoriasis se manifiesta habitualmente con la aparición de lesiones cutáneas de tamaño variable, enrojecidas y recubiertas de escamas blanquecinas de grosor diverso. Las escamas están formadas por queratinocitos (células de la epidermis) que se acumulan debido a su proliferación acelerada. El enrojecimiento es el resultado de la mayor afluencia de sangre debida a la inflamación. Estas lesiones pueden picar, doler, agrietarse e incluso sangrar.
TIPOS DE PSORIASIS
Las zonas más comunes en las que aparecen las lesiones de la psoriasis son los codos, las rodillas, el cuero cabelludo y la zona sacra (parte baja de la espalda), aunque puede afectar a cualquier otra parte del cuerpo. La psoriasis que se localiza en las palmas y plantas tiene un fuerte impacto en la calidad de vida, ya que puede limitar el trabajo manual y la movilidad. La psoriasis en la cara también puede causar un gran impacto, dada la visibilidad de las lesiones. Por otro lado, alrededor del 20 % de las personas con psoriasis pueden desarrollar inflamamción de las articulaciones (artritis psoriásica).
Aunque se trata de la misma enfermedad, la psoriasis puede presentarse de distintas formas clínicas y estas pueden aparecer de forma aislada o coincidir varias en una misma persona. Los distintos tipos de psoriasis son:
- En placas: es la psoriasis más común. En la piel aparecen áreas rojas y engrosadas, con escamas blanquecinas encima. Es habitual encontrarlas en el cuero cabelludo, las rodillas, los codos y la parte baja de la espalda.
- En gotas: es la más frecuente en los niños y adolescentes. Las lesiones son pequeñas, miden menos de 2 cm, y se distribuyen como una salpicadura, generalmente en el tronco y las extremidades.
- Invertida: las lesiones son de color rojo intenso brillante y sin escamas. Aparecen en los pliegues cutáneos: ingles, axilas, entre las nalgas y en las mujeres debajo de los pechos.
- Pustulosa: se caracteriza por la aparición de granos de pus sobre las placas. Es una forma de psoriasis muy poco frecuente, de la que existe una forma localizada en palmas y plantas y una forma generalizada grave.
- Eritrodérmica: las lesiones son tan extensas que ocupan casi toda la piel. Es una variedad poco frecuente pero grave de la enfermedad. Puede ocurrir en pacientes con psoriasis cuando no tratan bien su enfermedad o cuando suspenden el tratamiento de golpe.